Libro de los muertos
Jun 06, 2025
Para los antiguos egipcios, la muerte no era el fin de su existencia, sino una transición al Más Allá. Para lograrla requerían una preparación adecuada y el famoso Libro de los muertos jugaba un papel fundamental.
¿Cómo era la muerte para los egipcios?
Para entender el Libro de los muertos, primero hay que comprender la visión que tenían los egipcios respecto a la muerte: cuando una persona fallecía, se creía que enfrentaba una serie de pruebas para llegar al Más Allá, un lugar placentero, con campos siempre fértiles y sin carencias. Es curioso que, exceptuando estas maravillas, el Más Allá era muy parecido a la tierra, incluso las personas conservaban la misma condición social y necesitaban de objetos materiales para su comodidad.
Campos del Más Allá en el Papiro de Ani, 1300 a.C.
Los egipcios creían que una persona estaba compuesta por el cuerpo y tres elementos espirituales: el ba (alma), el ka (fuerza vital) y el akh (fuerza divina inspiradora de vida). Estos elementos podían regenerase eternamente en el Más Allá, con la condición de que el cuerpo se preservara de manera intacta; es decir, si el cuerpo del difunto se descomponía y se convertía en polvo, el espíritu también dejaba de existir.
Para alcanzar la inmortalidad, los egipcios idearon elaborados rituales y procedimientos de embalsamamiento y momificación para conservar los cadáveres. Durante los rituales funerarios, los sacerdotes pronunciaban rezos que eran escritos sobre diversos soportes. Estos textos fueron recopilados en lo que hoy conocemos como el Libro de los muertos.
Rituales funerarios en el Papiro de Hunefer, 1310-1275 a. C.
¿Qué es el Libro de los muertos?
El dramático nombre de estos textos funerarios se ha impuesto en tiempos modernos, pero en el antiguo Egipto se le conocía como "Peri em heru", que significa "salida al día". Su objetivo era ayudar al difunto a tener un viaje seguro por el submundo, superar el Juicio de Osiris y tener un buen renacimiento.
Aunque fueron recitados desde las primeras dinastías, durante el Reino Nuevo (1570 - 1069 a.C.) el Libro de los muertos se volvió indispensable para los rituales funerarios. Algunos textos están escritos en papiros, pero también se han encontrado inscripciones en sarcófagos, vendas de momia, muros de tumbas y amuletos.
Fue el célebre egiptólogo, Karl Richard Lepsius, el que asignó el sistema de numeración que utilizamos hoy para su estudio:
- Capítulos 1 al 16: se centran en la procesión funeral de la momia hasta la tumba.
- Capítulos 17 al 63: explican cómo regenerar el espíritu y unirse al dios Ra.
- Capítulos 64 al 129: facilitan la transfiguración final del difunto, incluyendo la capacidad de asumir diferentes formas para poder salir de la tumba.
Tumba de Nefertari con fragmentos del Libro de los Muertos
El juicio de Osiris
En el capítulo 125 encontramos uno de los momentos más decisivos en el viaje del difunto: el Juicio de Osiris.
Guiado por el dios chacal Anubis, el corazón del difunto era colocado de un lado de la balanza, en el otro se encontraba una pluma (símbolo de Maat, diosa de la verdad, el equilibrio y la justicia). Si el corazón era más pesado que la pluma, el difunto era devorado por Ammit, un temible monstruo con cabeza de cocodrilo y cuerpo de león e hipopótamo. Si era más ligero, el alma era declarada pura y accedía al Más Allá.
El Juicio de Osiris es uno de los pasajes más hermosos en las representaciones del Libro de los muertos, como el que se encuentra en el Papiro de Hunefer, un escriba real y servidor del rey Seti I.
Juicio de Osiris en el Papiro de Hunefer, 1310-1275 a. C.
Textos mágicos, amuletos y decoración
El contenido del Libro incluía fórmulas para todo tipo de situaciones: alejar enemigos, transformarse en animales, salir durante el día o incluso jugar juegos de mesa en el Más Allá. Estas fórmulas tenían un carácter mágico, por eso los jeroglíficos se escribían con cuidado. Por ejemplo, los pájaros se dibujaban sin patas para que no pudieran atacar el corazón del muerto.
Uno de los objetos más interesantes es el escarabeo-corazón del rey Sobekemsaf II que lleva escrito el capítulo 30B, donde el muerto le pide a su propio corazón que no lo traicione durante el juicio.
Escarabajo-corazón de Sobekemsaf II en el Museo Británico, 1590 a.C.
También el Libro de los muertos servían para decorar las tumbas. Un ejemplo hermoso está en la tumba de Nefertari, donde el capítulo 17 habla del alma transformándose, saliendo del inframundo y disfrutando de placeres eternos.
Estos ejemplos nos muestran que el Libro de los muertos no era una obra única ni fija, sino un conjunto diverso de textos que podían utilizarse de forma independiente. Los ejemplares completos escritos en papiro eran objetos de lujo, accesibles solo para una élite muy reducida y producidos en cantidades limitadas. Por eso, muchas veces se elegían únicamente ciertos pasajes o fórmulas, según las necesidades, los recursos o el espacio disponible para cada individuo.
Un libro para conocer sobre la vida
Lo que hoy llamamos Libro de los muertos es en realidad el fruto de siglos de estudio, comparación y recopilación de fragmentos procedentes de cientos de versiones distintas. Entre ellas, destacan especialmente los famosos papiros de Ani y Hunefer.
Con el paso del tiempo, especialmente en las dinastías XX y XXI, las imágenes comenzaron a ganar importancia, hasta llegar a ejemplares sin texto.
Gracias al Libro de los muertos no solo conocemos la espiritualidad egipcia, también su vida cotidiana. Las escenas pintadas en las tumbas muestran banquetes, juegos, tareas del hogar y momentos familiares. Paradójicamente, fue su obsesión con la muerte lo que nos permitió conocer tanto sobre su vida.
Juego de damas en el Papiro de Ani, 1300 a.C.
Bibliografía:
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Varas, A. (2018). Breve historia del Antiguo Egipto. España: Ediciones Nowtilus.
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Asimov, I. (2020). Los egipcios. España: Alianza Editorial.
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Cortese, V. (2021). Atlas ilustrado del Antiguo Egipto. España: Susaeta Ediciones.
Autora
Sara Padilla. Licenciada en Historia por la Universidad Autónoma de Aguascalientes y escritora con estudios en Escritura Creativa y Crítica Literaria por la Universidad Nacional Autónoma de México.